No sé
Entonces pudimos haber hecho 2 cosas: romperlo del todo o tratar de arreglarlo de una vez. Hasta aquel momento sólo habíamos usado la opción equivocada: tapar las grietas. No sabíamos cómo tomar ninguno de los otros dos caminos. El primero requería salir de los recintos de la cobardía, aprender a dar las gracias -o a odiar sin titubeos- y repartirse los recuerdos. El segundo requería salir de los recintos de la cobardía, aprender a agradecer, reconocer la mediocridad que nos amparaba y poner de acuerdo los recuerdos, sobre todo aquellos que se irían fabricando a partir de entonces. No sé bien lo que pasó, si lo logramos, si salimos de la cobardía por la puerta de entrada o del amor por la puerta de atrás. Sólo recuerdo que nunca suele ser como uno espera .